El éxito verdadero, no es un premio, es el reconocimiento a la lucha y a la buena actitud.
La vida como tal no se elige en cuanto a sus circunstancias, esta puede ser difícil y adversa desde el momento que la consciencia forma parte de quién la enfrenta, porque sí en ocasiones hay condicionantes innatos que forman parte de la persona; en este caso: ¿Quién decide y extrae un juicio de valor para dictaminar si merece el aplauso o en su contra el “mirar para el otro lado”?.
Cuando una persona se acompaña de actitudes como la resistencia, tenacidad y la constancia para dar lo mejor de sí mismo normalmente bastan para conducirnos a alcanzar el éxito, si no al menos son las suficientes para obtener el propósito que se persigue; pero aún así la sociedad en ocasiones no está preparada para valorarlo, apreciarlo y otorgarle el mérito que merece.
Hugo García Medina con 36 años de edad, fue diagnosticado a la edad de 9 meses con parálisis cerebral infantil; la cual le impide usar sus manos y caminar, sumándose movimientos involuntarios.
Desde su diagnóstico su madre siempre busco la forma en la que pudiera salir adelante, llevándolo a muchas instituciones dónde lo apoyaron con terapia física y de lenguaje; así pudo conseguir mejorar el habla y conseguir controlar un poco sus movimientos involuntarios.
A los dos años consiguió entrar en un centro especial para niños con discapacidad, dónde cursaría la primaria y la secundaria.
Hugo, el menor de seis hermanos, reconoce haber vivido una infancia muy normal al disponer de una familia que así trataba de hacer que fuera posible; nunca se sintió diferente por el trato a razón de su discapacidad: ‘jugaba con sus muñecos, jugaba al fútbol, se paseaba en su triciclo,…’, y sí se daba cuenta de sus limitaciones pero estas nunca le impidieron ser y sentirse un niño feliz.
Hablamos de una persona muy sociable, con una gran capacidad de adaptación a las circunstancias, cualidades que siempre le han permitido hacer muy buenos amigos.
Muy consciente de todo lo que le rodeaba era testigo como hubo maestros que no querían trabajar con él como alumno, por lo que nunca genero rencor alguno, puesto que su única intención siempre ha sido la de salir adelante.
Con dificultades que no eran las suyas si no las de maestros que se debieran enfocar a la educación de sus alumnos, tuvo en gran medida a consecuencia de ellos dificultades en el Bachillerato; pero lo importante y lo que cuenta: No sirvieron para impedir que consiguiera acabar su auténtico propósito, los estudios que llevaba acabo.
Después siguió su camino en búsqueda del futuro que estaba eligiendo construir, nunca cejó en su actitud, y pese aumentar la exigencia con la que se iba encontrando y tras un episodio de discriminación manifiesta que tuvo que pasar, supo extraer el conocimiento positivo de la experiencia: cambio el enfoque de sus estudios, en 2011 entró en la Universidad Ucad, al término del primer cuadrimestre, la directora de la facultad solicitó reunirse con su madre para informarle que debido a las buenas calificaciones le otorgaban una beca completa.
Hugo ha sabido encontrar la manera de apartar todos los obstáculos del camino, su propósito es ahora la de poder ejercer su profesión como abogado.
Con la ilusión, y las ganas de apoyar y defender los derechos de las personas con discapacidad; permitiendo que sean conocedoras de cuales son y que sepan que existen personas que abogan por ellos.
Con el sueño de poder tener su primer despacho jurídico dónde atender a personas con discapacidad, Hugo tiene la firme convicción de conseguirlo.
Toda una lección de la que aprender es la que nos muestra y ofrece. No siempre es fácil conseguir los sueños que se aspiran pero cuando lo que se hace es con un auténtico sentimiento los imposibles no existen.
La obtención del primer lugar y mención honorifica como abogado, es un justo reconocimiento a todo un ejemplo de actitud del que aprender.
Sergio Pérez Montilla desde Barcelona (España)