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La historia de una familia unida y feliz, la de Ismael Díaz Bernal

Si existe una realidad que pueda lastimar más que la que atenta contra uno mismo, es la que afecta a nuestros hijos. Un padre como Ismael lo sabe y conoce bien el motivo: Cuando es tu hijo a quien le afecta todo cambia, se sobredimensiona y hace que lo demás sea un aspecto secundario.

Desde los 5 años Adrián, su hijo mayor, fue diagnosticado de Esclerosis Múltiple y aunque pueda ser sorprendente, dada la edad que se aleja de lo comúnmente conocido, se trata de los pocos casos conocidos a una edad tan precoz de Esclerosis Múltiple Pediátrica en España.

La fase de asimilación de un diagnóstico es una realidad compleja y más cuando quien lo padece es tu hijo: Incertidumbres, vivir dándolo todo en el día, la auto exigencia para poder y saber brindarle lo mejor que esta a tu alcance,… junto a la responsabilidad que impone la paternidad. Después de esa primera fase tan difícil en familia, todo les cambió; a partir de ese momento la experiencia de ser padres pudo ir más allá y hoy día pasan a transformarse en un ejemplo del que muchos padres que convivan con una situación parecida puedan y deban aprender.

Cuando se trata de un menor con lo que representa: su crecimiento, pubertad y cuestiones intrínsecas en su desarrollo, la convivencia y el trato acertado en el hogar queda condicionado al carácter de un adolescente. Con el mérito añadido de enfrentar paralelamente su condición.

Una familia unida que pone en práctica una activa y buena comunicación para favorecer la empatía incondicional, es como la de Ismael con responsabilidad alcanza el sano entendimiento.

Las dificultades, en ocasiones, no acaban en una única realidad: Abel el hijo menor convive con otra patología, recientemente enfrenta una condición cuya afectación, también, se encuentra en el sistema nervioso: Síndrome de Toure

Para quienes buscan ofrecer a sus hijos el que dispongan de todas las herramientas y las mismas oportunidades que el resto de los niños, hace que la historia de esta familia sea admirable, juntos consiguen vencer las inseguridades propias de la edad y las de la enfermedad.

Unos padres que se esfuerzan y luchan porque la relación de pareja no solo no se resienta si no que se fortalezca, sumando en equipo y con comunicación logran lo que la salud de una familia necesita. Han conseguido adaptar la situación sobrevenida de sus hijos a la normalidad con la que todo niño merece crecer. Con positivismo, superan los temores para no caer en la sobreprotección, siguiendo la máxima de que sean buenas personas y así permitir que dependa de ellos y sus acciones la felicidad.

Ismael nos recuerda que las dificultades se crean en sociedad y las administraciones debieran de no dificultar, lo que de por sí ya lo es el convivir con una condición. Gracias al apoyo de las asociaciones, con actitud y la determinación, es como superan toda sensación que no sume ni aporte tal y como pueda serlo la vergüenza o el apego por la aceptación en sociedad:

No puedo ir con la pena como bandera para no condenar a mis hijos.

  • Actividades sociales que sirven para crear consciencia y visibilizar:

Con una gran mentalidad la historia de este gran padre nos muestra la mejor manera de actuar: tratar de superarse para que los suyos dispongan de las oportunidades y de todos sus derechos.

Admiro a mis hijos por las fortalezas que me demuestran, Adrián se ha acostumbrado ha convivir desde la naturalidad con síntomas como la ansiedad, calambres, vértigos,… con todo trato de ofréceles las herramientas que les pueda facilitar sus vidas.

Unos padres que tratan siempre de adaptar el nivel de comunicación propio a la edad de sus hijos para así empatizar y convivir mejor desde la visión de un niño con su realidad.

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