UN CAPÍTULO DE VIDA DE QUIÉN ENCONTRÓ SU IMPORTANCIA Y SIGNIFICADO
Hay personas y personajes, hay luchadores y vencidos pero sobre todo existe la admiración por quién enfrenta la vida desde la piel desnuda y la honestidad de persona.
Si hablamos de Alan Cooper nos referimos a una historia, pero no de una más; quién ha conocido el mundo desde la desgana y debilidad humana, para resurgir henchido de aprendizajes de vida, lecciones que ofrecer y brindar, es todo un regalo para todos quienes tengan la posibilidad y oportunidad de ser cómplices de su cercanía y testigos de sus valores puestos en práctica.
Alan conoce el significado de luchar por un presente, para así conseguir que cualquier limitación que forme parte de una condición no sea barrera que impida a ninguna persona seguir su camino y aunque se esfuerza porque no se aprecien las propias, consecuencia de una condición adquirida debido a un desafortunado incidente, del que fue víctima por arma de fuego; «mima» su amor propio como todos y cada uno de nosotros hemos de conseguir en la reafirmación y fortaleza del pilar más firme que cada cuál ha de conseguir solidificar: el amor propio. Consciente del comportamiento ajeno ante la adversidad, ha sabido extraer desde la observación y la sabiduría las lecciones que son útiles “de todo estado de coma” en el que toda persona se encuentra cuando no aprecia ni valora lo que tiene:
Antes del accidente era una persona con buen sentido del humor, que trabajaba y estudiaba, con el deseo de progresar y superarse en el ámbito profesional, pero no por ello dejaba de comportarse como el joven que su edad le empujaba a ser.
Los fines de semana olvidaba en más ocasiones de las prudentes, sus prioridades para ceder ante la diversión, llevado por el momento y en su perjuicio contrarrestando su desarrollo personal y laboral por las que dejo escapar oportunidades excelentes (trenes que pasan y no vuelven). Por ese tiempo se entregaba a la vida sedentaria (a pesar de su juventud de los 18 a los 24 años), no disponía de interés alguno por las labores sociales con la paradoja de provenir de una familia evangelista la cuál siempre ha tratado de inculcarle buenos valores.
Tras verse involucrado en el incidente que le produjo la discapacidad, ha aprendido a valorar mucho más cada detalle que le acompaña; dando así un vuelco significativo su concepción de vida, desde entonces ha ido involucrándose y dedicando su tiempo a aspectos que en otro tiempo era nada o poco relevantes, dejando así de atender valores que hoy día tiene como prioridades (en lo personal y a todas esas cuestiones sociales con sus semejantes), en esta labor ha aprendido hallar la paz emocional, el significado espiritual que lleva consigo el fomentar y entregarse a causas que promuevan la justicia, equidad y de esta forma involucrarse en el respeto que requiere toda persona al margen de su condición o la realidad que afronte, en este aprendizaje de vida Alan a conseguido valorar mucho más todo lo que le acompaña, cada detalle valioso y esencial desde la necesaria tolerancia y solidaridad de las personas, como en especial de las administraciones. Hasta el punto de aprender a sentir como se merece y apreciar los rayos de sol que tocan la piel, e incluso el aire que se respira.
Todo un el ejemplo de actitud que consigue mostrar que tras la adversidad, la <<autoestima>> no se desvanece si no que es capaz de tomar impulso si se sabe aprovechar la oportunidad que se tiene al afrontarla, para apreciar, querer y valorarse con ella.
Las afectaciones sobrevenidas de nuestro protagonista no son pocas ni insignificantes, a razón de la autonomía y movilidad, pero no por ello ha permitido que sea motivo ni excusa para el autocompadecimiento ni el auto-abandono, sigue con ello su proceso de aceptación personal, asimilando cada circunstancia y situación adquirida como parte de su lista de prioridades y propósito de blindar su estima, por lo que trata en la actualidad, de disponer de un vehículo adaptado que le ofrezca la autonomía que su mente le pide y su cuerpo lucha por afianzar.
La propia experiencia con la discapacidad le ha permitido capacitarse sobre los derechos a los que toda persona puede acogerse (normas jurídicas en las que remitirse con la incusión, técnicas referentes a la capacitación individual,…), por lo que en la actualidad traslada su atención a encontrar soluciones a toda problemática con la que se topan los PCD y que arrastran a consecuencia de su entorno, poniendo el foco en Perú (su país natal); por lo que contribuye a que la sociedad adquiera una mirada más tolerante, de empatía y consciencia en la aceptación e integración de la discapacidad como parte de la biodiversidad humana.
Presidente de la Asociación de programas de políticas públicas para personas con discapacidad de Perú <<ASPROD-Perú>> (Asociación sn fines de lucro de y para personas con discapacidad y familiares, trabaja por ver consumados los objetivos presentes en los programas y proyectos de mejora en la calidad de vida de los PCD, mediante la visibilizarían de las capacidades y las cualidades humanas.
Dentro de los programas de integración social de los que forma parte existe uno orientado en los Deportes Adaptados, se trata de un Club de uno de los distritos más poblados de Sudamérica en el Distrito de San Juan de Lurigancho en la ciudad de Lima – Perú. Por la que tiene la satisfacción y gratitud de haber sido elegido como una de las personas que llevó la antorcha PARALÍMPICA en la apertura de los juegos ‘Para-Americanos de Lima 2019’.
Así mismo ha formado parte del jurado de proyectos inclusivos para mujeres con discapacidad de los países de Chile y México con quienes a día de hoy ha forjado una sana y excelente relación interpersonal de amistad, con personas que se encuentran en las mayores desventajas físicas que desde la sinergia de las voluntades, con la proclama de la no exclusión social como el mejor y mayor de los propósitos.
Alan Cooper, Para-deportista en natación, activista sobre la inclusión, proponedor de nuevos enfoques en proyectos y políticas públicas para PCD del Perú.
Un aspecto fundamental para formar parte del activismo serio sobre el sector de discapacidad, es que su esencia brote desde lo más profundo de la empatía, complicidad y humanidad, siendo la posibilidad de ser portavoz de ‘proyectos con causa y fundamento’, la mejor motivación para ello.
Promoviendo la consciencia y razones con causas, Alan desde su humildad nos comparte con su experiencia una de las lecciones de vida más valiosas y necesarias para que se fomente, trabaje por una convivencia entre iguales a partir de poner en practica la moderación y justicia social de una apropiada ‘discriminación positiva’ para que el trato entre personas cada día pase a conseguir ser un poco más entre iguales, a expensas de toda condición.
Sergio P.M. desde España (Barcelona
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