Una realidad que hace olvidar lo que era sentir estar en la zona de confort: ALZHEIMER
La experiencia de vivir es una aventura, caprichosa que en ocasiones puede ser dura y triste cuando lo que se presenta lo hace sin avisar y nos toca de cerca. ¿Cómo poder afrontar, aceptar desde la naturalidad y la normalidad lo que lo requiere pero que en el entendimiento y en la emoción no lo tiene?.
Si se tuviera que categorizar muy seguramente las enfermedades del tipo mental ocuparían los primeros puestos del escalafón.
Sea como sea hemos de agradecer esta oportunidad y muy especialmente la de rodearnos de los seres más valiosos que existen en nuestra vida: nuestros seres queridos, que nos entienden y a quienes tratamos de entender siempre desde el afecto mientras se pueda y desde el recuerdo cuando no se encuentre otra vía para ofrecer el amor que haga más llevadero todo lo que tenga que presentarse.
Al Alzheimer, se le entiende como una enfermedad de tipo demencial. Y para la misma existe el triste fetiche del concepto «demencia»: como ese proceso de locura, de comportamiento extraño, agresivo y anormal que se aleja de los patrones aceptados y entendidos en la sociedad.
Todo se hace llevadero desde la comprensión: la demencia está referida a la alteración de las funciones cognoscitivas del ser humano, la memoria entre ellas y como la característica principal que se ve afectada.
La memoria es el un aspecto fundamental para el normal comportamiento humano en sociedad y el Alzheimer es más que su perdida, implica la alteración de todas las funciones que habitualmente son necesarias y que el ser humano ejecuta: A diario y en nuestros actos esénciales razonamos, integramos, deducimos y desarrollamos acciones las cuales nos permiten llevar a cabo toda actividad.
Esta patología puede comenzar con lapsus de memoria perceptibles, que acaben siendo hechos más evidentes. Progresa con el deterioro de las funciones que componen el comportamiento humano, en etapas avanzadas incluso puede llegar a que el sujeto sea incapaz de reconocerse a sí mismo
El principal factor de riesgo que le acompaña para su aparición es el envejecimiento, siempre se trata de una enfermedad que puede aparecer, que algún familiar haya desarrollado o alguno de nuestros descendientes puedan desarrollar en el futuro.
Hay teorías que afirman que se trata de una extensión del envejecimiento y que si el ser humano viviera 200 años todo el mundo la acabaría desarrollando.
Y aunque el deterioro cognitivo que se produce con el envejecimiento sea muy parecido a los propios síntomas iniciales de la enfermedad, no hay que alarmarse, si bien la perdida de la memoria forma parte del envejecimiento hay que medir y valorar su progresión, si esta sintomatología llega a progresar a etapas más avanzadas: no reconocimiento al espejo, pensamientos obsesivos y reiterativos, será cuando convendrá ser atendido por especialistas que valoren con pruebas y evaluaciones que permitan precisar la realidad de los síntomas y predecir una demencia. Solamente el paso del tiempo será quien confirme la realidad de la previsión.
La posibilidad de desarrollar el Alzheimer puede producirse precozmente, pero por lo general es en la década de los 60, 70 y 80 años que son las franjas de edad dónde existe la posibilidad de desarrollarse, produciéndose la mayor incidencia alrededor de los 65 años.
Cabe señalar que es una realidad que no afecta a las funciones físicas y motoras, si no que afecta a las funciones de integración que se toma del medio ambiente. El sujeto deja de percibir y por lo tanto desatiende su auto cuidado, de concebir la necesidad de tener que comer, el aspecto de higiene,… Un deterioro progresivo en el que el afectado deja de prestar atención a su cuidado en nutrición e higiene, llegado este momento deberá ser el familiar o un responsable externo quien ofrezca el cuidado necesario.
Se trata de una enfermedad que está relacionada con el envejecimiento, la cual se produce independientemente de raza o del lugar del mundo en el que se habite, con más incidencia en la mujer, dado que su esperanza de vida es mayor. Por el mismo motivo, en las sociedades más longevas existe más riesgo dado que la esperanza de vida aumenta y por lo tanto existe mayor oportunidad para que la enfermedad pueda aparecer: Aumentando la expectativa de vida da lugar a que puedan aparecer los casos y de otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento como pueden ser el cáncer y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
En la actualidad hay diferentes líneas de investigación y aún estando presente una crisis que todo lo dificulta no hace que los trabajos científicos bajen el nivel independientemente de la falta de recursos, aunque la celeridad de los avances puedan verse retrasados en el tiempo, cabe señalar que existe una gran colaboración entre las líneas de investigación.
A modo de concretar: El Alzheimer es una enfermedad crónico-neurodegenerativa, la cual puede compartir características con otras enfermedades cuando existe un parejo nivel de afectación
Quién diagnostica es el familiar o conviviente, se manifiesta cuando el pensamiento recurrente de quien comenta lo mismo y no recuerda lo inmediato se producen despistes que aumentan en cuanto a su gravedad, junto a la depresión acaban siendo síntomas detonantes que transforma la alerta en hechos.
Los profesionales están para excluir que existan cada uno de los efectos derivados que pueden sospecharse como otro tipo de dolencias en cada síntoma manifestado, aún siendo una difícil experiencia es importante el no aislamiento del afectado, pues el mismo padece una enfermedad por la que sufre y que solo la comprensión del familiar y el paciente entendimiento con el afectado puede servir de una sana utilidad, para dentro del problema encontrar las respuestas de lo que está sucediendo en la vida y el entorno del afectado.