DISCAPACIDAD: ESTEREOTIPOS Y PERJUICIOS
Escrito y editado por Sergio Pérez Montilla
Dicen que la vida es solo una, ¿pero cuántas vidas, experiencias tenemos y tendremos en ella?. Hay realidades que conocemos desde siempre y otras muchas sobrevenidas; personalmente me acerco a una media vida conviviendo con la Esclerosis Múltiple, y si me pregunto: ¿he aprendido a sobrellevarla con naturalidad?, tal vez la respuesta sea afirmativa, aunque no queriéndome más y mejor con ello. Porque la sociedad y la normalidad que nos imponen las apariencias, hacen que estas importen; a veces porque estas son creadas por nosotros mismos, en ocasiones por un supuesto comentario inofensivo de conocidos o la familia y en otras por decepciones que te encuentras con las personas con las que el destino te topa.
Aunque importar no significa coartar, ni hacernos más tristes como personas, tiene que ver con baches en el camino, un escalón más que subimos de la escalera del sentido de la vida.
Importar, tiene que ver con no ceder ante la duda ni la inseguridad, ni el imprevisto; se refiere a elegir con criterio dónde colocar nuestro pie para el siguiente paso a dar. Porque aunque tengamos una condición o una vida condicionada por una realidad que no hemos elegido, somos el arquitecto de nuestros puentes y caminos con los que salir siempre airosos en los aciertos, pero también de los errores.
Si la vida es singular y única para cualquier persona, para nosotr@s es un tesoro dónde permitirnos descubrir el mundo con unas “lentes» de aguda empatía y sensibilidad.
Ser especial no es ser inferior, o menos que nadie; ser especial es estar curtido en las emociones y preparado para dar lo mejor de nosotros en todo aquello que nos propongamos.
Disponemos de una ventaja (comodín) a diferencia del resto de mortales, no tenemos que demostrar ni demostrarnos nada, solo debemos vivir en intensidad para así colorear como pintor que lo hace con un pincel, las formas y los paisajes que inventemos.
Hagámoslo.